Diabetes e hidratación
La poliuria (aumento de la producción de orina) y la polidipsia (aumento de la sed) son síntomas característicos de la diabetes. Suelen indicar si la diabetes está bien o mal controlada. La poliuria, la polidipsia y la deshidratación grave suelen ser los síntomas iniciales de la diabetes. Por tanto, surge la pregunta de por qué el cuerpo empieza a perder más líquidos en la diabetes y cuáles son sus consecuencias.
En la diabetes, cuando la glucosa en sangre aumenta por encima de los niveles estándar aceptables, nuestro cuerpo intenta con todas sus fuerzas volver a la normalidad. Uno de los mecanismos que intervienen en la reducción de los niveles de azúcar en sangre es el aumento de su secreción a través de los riñones. Sin embargo, a medida que los riñones trabajan más para eliminar la glucosa sobrante en la sangre, también terminan perdiendo más líquido.
Otra causa de deshidratación en la diabetes es la mayor presión osmótica en los vasos sanguíneos debido a la mayor concentración de glucosa, lo que provoca la deshidratación de las células del cuerpo. Si la glucosa en sangre es demasiado alta, literalmente absorbe el agua de las células del cuerpo.
La deshidratación en la diabetes es un círculo vicioso, ya que a medida que el cuerpo pierde más líquido, aumenta aún más la concentración de glucosa, lo que deshidrata aún más las células del cuerpo. Además, la deshidratación aumenta la concentración de glucosa en la sangre y, por lo tanto, estimula una mayor producción de urea y empeora la deshidratación. La deshidratación también aumenta la resistencia a la insulina. Por lo tanto, es necesario romper este círculo vicioso.
¿Cuáles son los síntomas de la deshidratación?
A medida que disminuye el contenido de agua en el cuerpo, la piel se seca, al igual que la boca y los ojos. La persona puede sentir más sed, dolores de cabeza, cansancio y mareos. En casos graves, puede haber una caída de la presión arterial, ojos hundidos, pulso débil, confusión y letargo.
Prevención de la deshidratación en la diabetes
Las personas que padecen diabetes corren un mayor riesgo de deshidratación, lo que también puede afectar negativamente el control de la glucemia, especialmente en verano. Durante el verano, incluso un esfuerzo físico leve puede provocar deshidratación.
Por lo tanto, las personas con diabetes deben beber más líquido y con mayor frecuencia. No existe una regla fija sobre cuánto líquido más se debe consumir, ya que dependerá de la temperatura ambiental, la intensidad de la actividad física y la gravedad de la enfermedad; no obstante, una persona debe adquirir el hábito de beber líquido en pequeñas porciones cada media hora.
Por ello, para mantenerse hidratado es fundamental consumir más líquido o agua, siendo mejor reservar las bebidas especiales para casos más severos. El té verde sin azúcar también puede ser una excelente opción, que puede consumirse tanto caliente como frío, según el gusto personal y las condiciones climáticas.
En caso de diabetes, se pueden tomar bebidas deportivas o energéticas con moderación y solo si la diabetes no es grave. Sin embargo, es mejor evitarlas, ya que estas bebidas especiales tienen un alto contenido de azúcares añadidos.
Una forma de mantenerse hidratado es realizar una rutina, como beber una taza de té verde cinco veces al día a una hora fija, este tipo de hábitos ayudarían a mantenerse hidratado y prevenir cualquier complicación.
Es mejor evitar el alcohol a quienes tienen problemas relacionados con la presión arterial y a quienes les cuesta mantenerse hidratados. Aunque el consumo moderado de alcohol no está contraindicado en la diabetes, tiene otros efectos no deseados sobre el equilibrio electrolítico y la hemodinámica.