Diabetes y prevención
La diabetes es un trastorno metabólico crónico heterogéneo que se caracteriza por niveles elevados de azúcar en sangre, junto con alteraciones metabólicas de todos los compuestos que proporcionan combustible. Todo esto ocurre ya sea por resistencia o déficit de insulina. Las alteraciones del metabolismo de las grasas y las proteínas en la diabetes son tan frecuentes como las alteraciones del metabolismo de la glucosa.
Las causas de la diabetes no se conocen del todo. Los antecedentes familiares de diabetes o la genética son factores predisponentes, pero factores ambientales específicos como la obesidad, el sedentarismo y una dieta inadecuada actúan como factores desencadenantes.
¿Qué sucede en la diabetes?
La insulina es una hormona que nuestro cuerpo necesita para generar energía y para los procesos anabólicos. Cuando hay un déficit de insulina, las células de nuestro cuerpo no pueden utilizar adecuadamente la glucosa para satisfacer sus necesidades energéticas; la glucosa no logra entrar en los músculos, el hígado y otras células del cuerpo. Cuando hay un déficit de insulina, todos los procesos de construcción del cuerpo se ralentizan.
El aumento de la glucosa y las alteraciones del metabolismo de las grasas son perjudiciales para los vasos sanguíneos. Por ello, la diabetes se caracteriza por las denominadas enfermedades macro y microvasculares. Se manifiestan como daños en los riñones, la vista, enfermedades cardíacas, aumento de los casos de accidentes cerebrovasculares, neuropatías (daños en los nervios) y una cicatrización más lenta de las heridas.
La piel es un órgano susceptible a las infecciones. Debido a la pérdida de sensibilidad en las extremidades, aumentan las posibilidades de sufrir lesiones en las mismas. Una vez que se produce una lesión, debido a neuropatías, suministro de sangre inadecuado e infecciones persistentes, el proceso de curación se vuelve dolorosamente lento. En algunas personas, las úlceras crónicas en las extremidades persisten durante meses o incluso años. La infección de las extremidades inferiores es una de las principales causas no traumáticas de amputaciones.
Prevención de la diabetes
La diabetes es, ante todo, una enfermedad relacionada con el estilo de vida. Por ello, una de las formas más eficaces de detener este trastorno son las medidas dietéticas, el ejercicio regular y la reducción de peso.
Las investigaciones modernas muestran que incluso una reducción del 5-10% del peso corporal (en personas obesas) puede reducir varias veces el riesgo de desarrollar diabetes.
El sedentarismo se ha considerado a menudo la principal causa de muerte en el siglo XXI . Cada vez hay más pruebas de que el sedentarismo es la causa de más enfermedades que cualquier otro factor. Estudios de prevención de la diabetes realizados en Estados Unidos, Europa y países asiáticos han demostrado que 150 minutos de ejercicio aeróbico a la semana reducen el riesgo de desarrollar diabetes entre un 50 y un 70 %. La recomendación mínima es hacer ejercicio al menos 30 minutos cinco veces a la semana.
Cuidado de la piel en la diabetes
Las enfermedades de la piel en la diabetes se producen debido a la neuropatía periférica que causa pérdida de sensibilidad, la neuropatía autonómica que produce piel seca y escamosa y un suministro de sangre inadecuado debido a vasos sanguíneos enfermos. En la diabetes, incluso un pequeño rasguño puede infectarse, debido al nivel elevado de glucosa en sangre y la lentitud del proceso de curación, las infecciones de la piel y las úlceras son difíciles de curar.
Las personas que padecen diabetes deben cuidar mejor su piel. Se recomienda que las personas con diabetes se revisen los pies a diario y presten especial atención al cuidado de la piel, utilizando regularmente agentes hidratantes junto con propiedades antiinfecciosas. Las cremas y lociones naturales sin productos químicos pueden ser especialmente beneficiosas para la prevención y el tratamiento de los problemas de la piel.
Por lo tanto, para prevenir la piel seca y agrietada, es muy recomendable que la persona use una crema humectante a diario, no cualquier crema humectante, sino una que tenga propiedades antiinflamatorias y antimicrobianas que puedan prevenir la infección, ayudar a sanar el daño que ya se ha producido y prevenir o tratar la inflamación y la hinchazón. Se prefieren los productos a base de ingredientes naturales, ya que son menos irritantes para la piel con un uso regular.